¿Cómo es que a veces no puedo superar un límite personal?
Esta es una buena pregunta para la que aún no he encontrado una respuesta que me permita «mantener el control total» sobre este salto de consciencia necesario para superar el límite.
Ningún secreto, ningún método mágico ni mantras milagrosos.
Sigo pensando que este paso depende de múltiples factores, no solo de mi voluntad.
Por una parte, esto me indigna un poco y por otra me parece justo.
Sin estos conflictos con los límites, no nos impulsaríamos hacia la maduración y el cambio.
Si me planteo mirar este tema de manera gestáltica, me pregunto: «¿Para qué necesitas este límite?».
Voy a poner un ejemplo cualquiera, algo más preciso, para explorar esto.
Pienso por ejemplo en Andrea, una mujer de cincuenta años que no sabe gestionar su dinero: «No se trata de adquirir herramientas técnicas», me dice. «Se trata de limitarme en los gastos, aprender a frustrarme y decirme no en lugar de tener barra libre. No tengo control sobre mis gastos, esto significa que no consigo juntar el dinero para irme de vacaciones o cambiar de coche. Tengo cincuenta tacos y, a pesar de mis logros, en ese ámbito sigo siendo una cría de 6 años».
A ver, si estuviera trabajando desde el psicoanálisis haría una interpretación por si lo que le ha pasado en la infancia le afecta. Si hablara desde el conductivismo, quizás, propondría unos ejercicios y encontraríamos una pauta a seguir. Trabajando desde la Gestalt, me interesa más facilitar que Andrea se dé cuenta de qué está haciendo; para que pueda hacerse responsable de lo que ve (si quiere).
Hay varias maneras de hacer esto. Yo le pregunto: «¿para qué mantienes este límite?».
—No lo sé.
—Ok, bien, ¿cómo estás con este límite? ¿Cómo te sientes estando limitada?
—Estoy enfadada… —Silencio—. No entiendo cómo me puede estar pasando esto a mí, debo ser defectuosa.
—Bueno, es evidente que una parte de ti está teniendo alguna dificultad con el tema de la gestión económica, ¿qué le dirías a esta parte?
—¡Que crezca de una vez! Y que deje de ser tan caprichosa, que estoy cansada de ocuparme siempre de los mismos temas.
—Genial, ahora a ver si puedes contactar con esta parte de ti que está teniendo dificultades para gestionar la economía…Respira y deja que tu cuerpo se vuelva protagonista en este momento… Bien, cuando quieras: ¿Has escuchado lo que dice Andrea respecto de ti? ¿Cómo estas con ello?
Andrea sigue en silencio y de repente sonríe:
—¡Qué cabrona eres, Cris!
Lo entiendo, no es la primera vez. Espero.
—Lo que le diría a Andrea es que cualquiera se daría a las drogas duras estando en su compañía, yo «solo» gasto más de la cuenta— dice inesperadamente la parte de Andrea con dificultades para gestionar la economía.
—Ah, ¡entonces es premeditado! —le digo—. ¿A ver…?
Parece que hay dos personajes de fuerza parecida y ambos quieren tener la razón y «dominar» de alguna manera la vida de Andrea.
Este enfoque nos permite ir profundizando en la situación particular de la persona que está experimentando este tipo de problema.
El objetivo, una vez que identificamos las partes, es que establezcan un diálogo, cuanto más sincero mejor. Este diálogo nos sirve para llegar a un compromiso de convivencia que pueda ser respetado por ambas partes.
Si quieres puedes utilizar este ejercicio para observar cualquier aspecto de tu vida o, si lo prefieres, puedes contratarme para llevar a cabo un rico proceso de Terapia Gestalt conmigo.