Un amiga me ha aconsejado de no escribir estos posts. Dice que no son profesionales y que ella limitaría mis comunicaciones a temas estrictamente profesionales.
Al escucharla me siento triste.
Me gusta escribir estos mails y me gusta pensar que sirven, tanto a ti que me lees como a mí, que los escribo para salir un poco del molde. Quizás para pensar fuera de la caja de «lo permitido y lo prohibido» que nos dibujamos a veces.
Y me sabe mal por mi auto-juicio. Este que escucho a menudo, que me dice «no eres suficientemente buena». Porque yo también escucho esta voz, también me hace daño y también dudo de mis capacidades.
Ser terapeuta tiene que ver con ser humana, ir superando ciertas limitaciones, conocer otras y saber que difícilmente desaparecerán. Ser humana es lidiar con todas estas peculiaridades mías que me hacen única, y que conllevan los así llamados «defectos».
Una parte mía, algo loquita, querría recibir apoyo sin importar lo que haga. Querría tener éxito siempre que abra la boca o por cada pedo que me tiro; y eso no es así para nadie.
Cada uno recoge lo que siembra y yo estoy sembrando algo muy particular, es cierto.
El consejo es crear una web donde hablo solo en tono profesional/académico, publicando el currículum con los varios masters que he hecho. Crear un discurso de profesional seria. Como si crear un espacio de entretenimiento y de broma fuera contraproducente para la profesional de la salud que soy.
Esto me entristece.
Pensar que la salud está en una habitación blanca, impoluta, con una persona bien vestida, bien hablada y muy correcta.
Yo no creo que eso sea una verdad absoluta. Yo no creo que esta rectitud, esta pulcritud, sean buenos ejemplos de lo que significa para mí vivir.
En los momentos más duros he necesitado alguien a mi lado que no tuviera miedo a «ensuciarse» las manos.
Alguien que me pudiera acompañar a través de territorios desconocidos, por los masters y los libros de texto, alguien que quisiera escucharme y bajar conmigo a explorar lo inexplorado de mis territorios interiores.
Es cierto que hay mucha gente que se deja convencer por los títulos altisonantes, y quizás estas personas no deberían trabajar conmigo.
Deberías trabajar conmigo si quieres bajar a las profundidades de tus adentros, soltar el manual de instrucciones y abrirte a tu unicidad.
No hay un manual de instrucciones de la vida, eso es una ilusión.
Hay caminos; y para mí el camino más interesante es el tuyo propio. El engaño es pensar que la llave para tu bienestar la tenga otra persona más formada, más instruida o lista; este es el error.
Las llaves para tu bienestar están dentro de ti y no son las mismas llaves que las que están dentro de mí o dentro del experto de turno. Por eso los libros de autoayuda no funcionan demasiado para estar mejor. Es como si tuvieras dolor de cervicales y te leyeras un libro para hacer masajes.
Por esto la Terapia Gestalt te interesa, el proceso se moldea sobre tus necesidades, paso a paso.
Recibe mi abrazo.